Los hornos de pan en voladizo

By 26 octubre, 2015 junio 1st, 2021 ESPACIOS CULTURALES, ESPACIOS CULTURALES - NAVARRA
LOCALIZACIÓN

Navarra atlántica o del norte

DESCRIPCIÓN

El pan era un alimento básico en las sociedades tradicionales, por tanto también los hornos donde se cocía, los cuales podían ser particulares en el interior de la casa, o municipales o del común. Una tipología peculiar en la Navarra atlántica del norte (Labaien, Arce, Juarbe, Alcoz…) Son los hornos en saledizo en las casas de labranza o caseríos, debido a que al tener las cocinas en el piso superior, el horno de pan sobresalía del muro sobre la fachada lateral, cubriéndose con un tejadillo; estudiados por Aranzadi o Baeschlin, o J.A. alvarez Oses, son una joya de la arquitectura tradicional. Las labores previas del cereal eran también actividad primordial. La siega en verano era tarea en la que colaboraba toda la familia, pocos días después se trillaba la mies en las eras del pueblo o en los bordales del término. La paja se guardaba en la borda para los animales y el trigo se llevaba a casa, y de allí se llevaba al molino. La harina se cernía en casa con el cedazo, eliminando el menudillo que luego servía para los cerdos; posteriormente se amasaba y era llevada al horno por el ama de casa envuelta en un mantasco para protegerla del frío y del aire. En el horno había varias mesas corridas y allí las mujeres preparaban cada una su hornada. Para reconocerlas hacían en las masas diferentes marcas que identificaban la casa y por tanto la familia. La hornera, casi siempre mujer, alimentaba la lumbre, barría con matas de boj el suelo del horno y, por medio de palas de diversos tamaños, iba depositando los panes y tortas en el horno, después los sacaba cocidos, y cada ama volvía a casa con su capazo a la cabeza lleno de hogazas y tortas azucaradas.

ROL DE LAS PERSONAS

Era frecuente que fuese la mujer la ocupada del horno, la hornera que recibía en pago por su trabajo un trozo de masa por cada masada cocida, que después podía vender satisfechas las necesidades de su casa. No era grande el negocio, pero sí importante, porque el pan era sagrado: era pecado tirar el pan; éste se marcaba con una cruz antes de cortarlo, y los domingos y fiestas cada familia por turno riguroso se llevaba cortado a la iglesia el pan bendito, que se repartía en la Misa Mayor al comenzar el ‘Padre nuestro’. Horno y panadería eran dos servicios municipales diferenciados en la mayoría de los casos.