LOCALIZACIÓN

Talavera y Puente del Arzobispo

DESCRIPCIÓN

Tradicionalmente, los alfareros talaveranos han empleado la arcilla de su entorno. Una vez extraída, la tierra se almacena separando la procedente de la capa superior de la que ha sido sacada de la capa inferior, se orea y se limpia de impurezas. Posteriormente, la tierra se mezcla con agua en noques de diferentes formas y tamaños. El barro líquido pasaba, colándose por un orificio del noque llamado “alberquillo”. En ese momento el barro se cortaba en piezas manejables y se metía dentro de los obradores, en una habitación sin luz ni ventilación en el espacio más húmedo del obrador llamada “pudridero”, en la que permanecía durante mucho tiempo asentándose, perdiendo oxígeno y concentrando su masa. En el obrador, el alfarero pisaba el barro, lo hacía más plástico. El torno recibe el nombre de “rueda” y, hasta la introducción del torno eléctrico, se movía a patadas. Junto al torno se disponen unos estantes en los que alinear tablones con las piezas recién hechas, con el fin de dejarlas secar. Tradicionalmente se empleaban dos tipos de hornos: la pahilla y el árabe. También eran dos los molinos empleados por los alfareros: uno grande para el barniz o esmalte movido con tracción animal, y otro pequeño que se mueve a mano y sirve para moler los colores. Una vez cocidas, las piezas pasan por un proceso de decoración. El pintor sitúa el estarcido sobre la pieza bañada y con una “muñequilla”, se va tamponando el estarcido de tal forma que, al retirar el papel, queda la marca del dibujo a base de puntitos de carbón sobre el baño blanco. Los colores típicos empleados por los pintores talaveranos son óxidos. El azul, el amarillo, el anaranjado, el negruzco y el verde, proceden del cobalto, antimonio, hierro, manganeso y cobre respectivamente. Una vez terminada la decoración de la pieza, ésta se somete a una segunda cocción. Hace décadas que el torno eléctrico sustituyó al mecánico movido por la fuerza de la pierna del alfarero, que los bombos y las amasadoras alimentadas con electricidad han descargado de trabajo físico a los artesanos.

ROL DE LAS PERSONAS

El Gobierno de la región declaró la cerámica de Talavera y Puente del Arzobispo como Bien de Interés Cultural en 2015. Los habitantes de Talavera de la Reina y de Puente del Arzobispo están íntimamente ligados al trabajo del barro. No en vano, la cerámica ha sido una destacada fuente de ingresos durante siglos, y su elaboración les ha dado fama mundial. En la localidad perviven técnicas artesanales tradicionales relacionadas con el trabajo del barro y su decoración. Cada alfar tiene sus propias características diferenciadoras que se plasman en variantes en la decoración, aplicación del color e incluso en los baños de las piezas que producen.