Cultivo tradicional del cereal en Campoo-Los Valles

LOCALIZACIÓN

Valle de Campoo y valles próximos en los límites meridionales de la Comunidad Autónoma de Cantabria

DESCRIPCIÓN

El cultivo de los cereales ha sido la base de la subsistencia y de la economía campesinas en esta zona. La aspiración del campesino campurriano era tener pan para el año, al menos hasta la introducción y extensión de la patata en el siglo XIX. En terrazgos exiguos y desiguales, las mieses cerradas en común, en la inmediatez de los núcleos aldeanos, los vecinos sembraban el cereal por sistemas extensivos de año y vez hasta la alternancia con la patata. El trigo era el cereal base, seguido, en las peores tierras y en las zonas altas por el centeno, que se abandonó a comienzos del siglo XX, y el mijo como cultivo de primavera. Estos cultivos ocupaban las “tierras de cañón” y se complementaban con ciertas leguminosas como eran las habas, las arvejas, los garbanzos y los titos. Las variedades tradicionales de trigo eran el “redondo”, el “morueco” y el “tremesino” que era el trigo de primavera. Las mieses del cereal se establecieron en el ruedo inmediato a la aldea, cerradas en común de paredes en seco o con “seto” de avellano, se dividían en “hazas” ahitadas y las ordenanzas establecían los usos y servidumbres en ellas. Los trabajos en las mieses se atenían a ritmos estacionales, puesto que se atenían al ritmo anual de crecimiento de las plantas y maduración de frutos. Tras la recogida de estos, en el otoño o “tardío” las mieses entran en las “derrotas” y son abiertas a los animales de los vecinos que aprovechan los rastrojos. Este es un acontecimiento y uso que aún se conserva en ciertos pueblos campurrianos. En octubre se abonaban las tierras de cereal de las mieses con carros preparados para ello con un “sarzo”, luego se araban con el arado tradicional de madera y reja metálica, todo ello usando la fuerza de tiro de una pareja de bueyes o de vacas, para acabar sembrando el trigo o el centeno en “embelgas” o pasadas perpendiculares a la arada. El invierno no tiene actividad en las tierras de trigo salvo la limpieza de malas hierbas. En primavera se reanuda la actividad, en abril se “sallaban” con un “sarcillo” los trigales y en verano, en Agosto generalmente, tras la maduración del fruto de la espiga, se procedía a la cosecha. El trigo antiguamente se segaba con hoces, se amarraba en “gavías” colocadas unas con otras verticalmente (“burros”) o en “hacinas” para cargarlas en carros y llevarlo a las eras para su trilla mediante el “trillo” campurriano, muy similar al castellano. La paja se separaba del grano y se aprovechaba para los animales, mientras el grano se preparaba en pilas para esperar al viento del norte y “aventarlo” con palas y “bieldos” de madera. Se cargaba finalmente el grano en sacos y se llevaba a casa, a guardarlo en las grandes arcas de las “bodegas” que estaban en la planta baja de las casas. A la espera de la molienda a lo largo del invierno en los numerosos molinos maquileros de los crecidos ríos y arroyos. Y luego el consumo se hacía mediante la panificación de la harina, generalmente en las casas, o en “hormigos”, papillas, y “pulientas”, sopa con leche y harina. Se empleaba también la harina para hacer “hornazos”, especie de bocadillos horneados, y para hacer “tortos sobaos” de manteca o mantequilla y “tortos de garajitos” con los restos que quedan al derretir la grasa del cerdo. ¿Qué queda de todo esto? Realmente poco, la especialización ganadera en general, la especialización e intensificación agrarias que han conducido a la extensión de cultivos nuevos como la patata en Valderredible o la soja y el girasol en Valdolea, han producido la sustitución del trigo en las mieses. Pero ciertamente, la apreciación de los rasgos tradicionales en el paisaje de Campoo-Los Valles, de los que quedan restos notorios en las “derrotas”, en los aterrazamientos, en las cercas y “portilleras” que subsisten por todas partes, en los campos de trigo que aún se ven en Valdeprado, Valdeolea y Valderredible, explica y da sentido a la gran tradición de la panadería en la comarca. Concretamente, en los términos municipales de Campoo de Suso, Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Las Rozas de Valdearroyo, Valdeolea, Valdeprado del Río y Valderredible. Se trata de un territorio amplio al sur del eje de la cordillera y próxima a la Meseta del Duero.

ROL DE LAS PERSONAS

Han sido los campesinos de las aldeas de los valles altos y meridionales de la región los creadores de aquellos paisajes que explican los rasgos y elementos básicos de la Dieta Mediterránea en Cantabria. Los hombres abonaban, araban, cerraban, “sallaban”, segaban, trillaban, “beldaban”, acarreaban y molían, mientras las mujeres sembraban, “sallaban”, trillaban y molían a su vez. Y repetidamente, año tras año, ciclo tras ciclo.