LOCALIZACIÓN

Regional

DESCRIPCIÓN

Aragón tiene una flora y un clima privilegiados, por lo que la apicultura es una actividad de gran tradición, existiendo indicios de la relación entre hombres y abejas desde la Prehistoria, como nos muestran los abrigos rupestres del Parque Cultural del río Vero. La dureza del clima y nuestra geografía variada, permiten la existencia de una amplia variedad de formaciones vegetales, lo cual permite mieles distintas, milflores como mieles monoflorales, entre las que destaca la miel de romero, tomillo, de bosque, encina, brezo. Las propiedades de la miel y sus derivados: propóleo, jalea real, son muy apreciados no sólo en la alimentación, sino también en la cosmética y la medicina. Con el nombre de arnales se conoce en el Alto Aragón las construcciones dedicadas al cuidado de las abejas y a la obtención de la cera y la miel C’Alial. En ellos se depositaban las arnas o colmenas, cuya forma es ligeramente troncocónica, de algo menos de un metro de longitud, y realizadas mediante un entramado vegetal de cañas, corcho, corteza de árbol, etc. Los arnales podían ser rupestres o de obra; estos constan de un pequeño cubierto abierto al exterior, en el que se colocan troncos de madera a diferentes alturas para colocar las arnas.

ROL DE LAS PERSONAS

La producción es artesanal casi en su mayoría, actualmente el número de colmenas ha aumentado, aunque la población de las abejas acusa el descenso por la enfermedad importada de china. La mayoría de los apicultores dedican sus colmenas a obtener miel, teniendo el resto de las producciones (cera, polen, veneno, jalea real o propóleos) un carácter residual. Más de la mitad (55 %) se comercializa al por mayor, y solo el 20 % es envasada directamente por los apicultores, el resto se vende a granel en el propio domicilio.