Ganadería

LOCALIZACIÓN

Torrelaguna, Valle del Jarama

DESCRIPCIÓN

Existen varias costumbres y aspectos relacionados con la ganadería en Madrid. Una de sus figuras legales más tradicionales es el «careo». Las formas de careo eran las siguientes: se acostumbraba a pagar la «rastrojera», que quiere decir que cada ganadero pagaba al propietario de la finca por pastar los rastrojos. El pago se calculaba según el número de cabezas de ganado o se estipulaba un precio. Aunque también se utilizaban los terrenos de El Soto, propiedad municipal y se pagaba lo estipulado al propio ayuntamiento. En Patones, el reparto de los pastos se hacía por suertes, pagando al final de año a aquellos vecinos que no tenían ganado. En Torrelaguna, se acostumbraba a pagar la rastrojera. La raza más abundante de ganado ovino en Torremocha, Torrelaguna y Redueña era la «rasa» pero también había algunas «churras» que procedían de El Molar y El Vellón y «merinas», pero pocas. En lo que se refiere a razas, en Patones los informantes no recuerdan el nombre de la raza de las ovejas que había, afirman que eran pequeñas y que posteriormente se llevaron ovejas de Segovia que eran churras, con la cara y la boca negras y lo demás blanco. En cuanto al ganado caprino, se sabe que en Torremocha las cabras eran para leche y para carne. No recuerdan su raza, pero posteriormente afirman que había cabras de la raza granadina. La lana se vendía a los laneros, muchos de ellos venían de Madrid. La lana merina se cotizaba más que la de las ovejas churras. En Patones, el vellón se cogía, se le hacía un nudo y se vendía. La parte que se veía buena se dejaba para hilar en las casas, el resto se vendía.

ROL DE LAS PERSONAS

Los ganaderos en Madrid han ido readaptándose a los tiempos y volviendo a trabajar con criterios de sostenibilidad y técnicas tradicionales con las especies autóctonas, pero además están introduciendo nuevas especies.