LOCALIZACIÓN
Municipio de Reinosa (Capital de Campoo)
DESCRIPCIÓN
Con motivo de la festividad de San Sebastián, patrón de Reinosa, se realiza un concurso de ollas ferroviarias. Hasta la fecha, se llevan celebradas unas XXII ediciones. La olla ferroviaria no es una receta gastronómica, sino una forma particular de cocinar que surgió por necesidad entre los trabajadores ferroviarios del tren que cubría el trayecto Bilbao-La Robla, y que tenía en la localidad de Mataporquera (municipio de Valdeolea) un punto intermedio entre ambos polos. El ferrocarril de La Robla se inauguró en el año 1894. El convoy llegaba a mediodía a la localidad cántabra, y durante el viaje el maquinista, el fogonero o el factor del tren cocinaban una olla a base de patatas, verdura y carne que estaba lista para ser degustada cuando llegaban a mitad de trayecto. Algunos narran que primero se aprovechó el vapor de la máquina del tren inyectando por un conducto una olla donde cocinar las patatas. Con el tiempo, se evolucionó hacia el empleo del carbón como combustible, que es como actualmente se realiza. Se trata de una cocina de campaña, fácil de transportar e instalar en cualquier sitio. La olla ferroviaria consiste en cocinar sobre la marcha, aprovechando los recursos de las máquinas. El artilugio se compone de dos partes, un recipiente y un puchero interior. El soporte se realiza en chapa metálica, aluminio o acero galvanizado, poseyendo tres patas. Es en el recipiente donde se realiza el fuego utilizando carbón vegetal. La cazuela de barro, porcelana esmaltada o metálica con tapa se ajusta dentro del recipiente. En el puchero es donde se cocinan los alimentos a fuego muy lento. El soporte posee un tiro, así como una serie de perforaciones para la salida de humos. El puchero se encuentra rodeado de aire caliente, a una temperatura constante y no muy elevada. La cocción es muy pausada, realizada a cocción lenta, lo que avala el éxito culinario de las ollas ferroviarias. En la festividad de San Sebastián de Reinosa son muchos los que participan en el concurso de ollas, la mayoría con el plato de patatas con carne, aunque también existen otras muchas variedades. La fiesta se ameniza con piteros y rabelistas, así como el denominado “Milagro de San Sebastián” en el que se convierte el agua de la fuente de la Plaza de España en vino. Existen otros concursos y eventos populares en los que la olla ferroviaria tiene un especial protagonismo (Día del Carmen en la localidad de Mataporquera, Fiestas de San Mateo en Reinosa).
ROL DE LAS PERSONAS
El origen de esta técnica culinaria se encontraba en una necesidad laboral de los maquinistas, fogoneros y guardarrieles del ferrocarril que tenían que compaginar trabajo y alimentación en duras y extensas jornadas laborales. Hoy en día, posee un concepto muy distinto y una vivencia dispar. La olla ferroviaria como consecuencia de su proceso a fuego lento es un ejercicio de vindicación de la fabricación y la producción pausada. La gastronomía entendida como un placer, también en su elaboración, ejerciendo un goce en el tiempo destinado a la elaboración y a la cocción culinaria. En este caso, esta forma de hacer, en la que prevalece “la eficacia frente al frenesí” se reserva para los encuentros y festividades religiosas o profanas (comunitarios, familiares, de amistad), como acto de comensalismo, paréntesis en la vida cotidiana y medio de interacción social.