Alfarería de loza basta por urdido

LOCALIZACIÓN

Chipude (La Gomera), Gran Canaria, Fuerteventura y La Palma

DESCRIPCIÓN

La alfarería popular canaria posee una técnica muy antigua el urdido, que enlaza con la prehistoria del archipiélago, alfarería manual sin ayuda de torno, dando forma al barro con las manos y pequeñas herramientas, haciendo crecer las paredes de la vasija añadiendo cordones de arcilla. Las labores alfareras recaían en las mujeres, se realizaba en el ámbito familiar de la población más pobre, constituyendo un suplemento a la economía de subsistencia. Fabricaban vasijas para el agua, para ordeñar las cabras, tapacetes para hacer aguardiente, braseros, bernegales, tostadores, ollas para guisar, tofios para ordeñar, lebrillos para amasar el gofio. Se ha venido llamando «alfarería trashumante», porque la venta se hacía directamente caminando con la carga a cuestas, de puerta en puerta, de pueblo en pueblo, recorriendo las islas, esta trashumancia alfarera ha sido propia e las islas de Fuerteventura y La Palma. No era difícil romper la carga en el camino, el pago podía hacerse en dinero o en alimentos, lo cual condicionaba de nuevo la carga de vuelta a casa. Las labores comenzaban picando el terreno volcánico hasta encontrar arcilla, con la que se moldeaba a mano la vasija y se cocía en un horno improvisado o bien en cocederos en los núcleos de producción, esta alfarería se hacía sobre pedido a la vez que recorrían las localidades.

ROL DE LAS PERSONAS

La alfarería por urdido en las canarias presenta algunas peculiaridades según las islas. En el Cercado próximo a Chipude en La Gomera, en Gran Canaria, perviven estas técnicas alfareras, cuyos recipientes eran totalmente necesarios en los hogares, como contenedores para almacenar los líquidos, vino, agua, aceite, etc. La cerámica negra de La Palma, o cerámica auarita, continua la cerámica ancestral aborigen y presenta como peculiaridad las incisiones geométricas. La loza canaria es de gran valor patrimonial, funcional y estético; su distribución es reducida y limitada a la visita directa a los hogares de producción o bien en ferias artesanas o el mercado local. La evolución que ha seguido los últimos años la loza canaria, desde su auge a finales del siglo XIX, ha sido de disminución de la producción, a la vez que se revalorizaba desde el punto de vista cultural, histórico y antropológico. Cuando una alfarera canaria muere, su obra se convierte en pieza de museo y sus saberes, si no los ha transmitido a otras personas, se pierden; o se convierten en testimonios orales si se han podido recoger. Existen algunos proyectos de recuperación y difusión de la loza canaria: inventarios, registros con nuevas tecnologías como reproducción en 3D, restauración de piezas, excavaciones arqueológicas, grabaciones orales, etc.