Txabola de pastor

By 27 octubre, 2015 junio 1st, 2021 ESPACIOS CULTURALES, ESPACIOS CULTURALES - NAVARRA

LOCALIZACIÓN

Pirineo navarro

DESCRIPCIÓN

El pastor vivía durante el verano en una choza o txabola hecha de piedra, de planta rectangular, con tres piezas divididas por tabiques de mampostería o tablas: el hogar, «sutoki», donde se llevan a cabo las labores de fabricación del queso; el camastro, «kamaña»; y la quesería o «gaztandegui», estancia de maduración con una pequeña ventana orientada siempre hacia el norte. El período de ordeño se extendía desde febrero hasta agosto. El pastor obtenía de cada oveja una media de 50 litros durante la época de producción. Suele ordeñarse el ganado en un pequeño redil al lado de la txabola. Para el ordeño se utilizaba el «kaiku», generalmente de madera de abedul, de una sola pieza y en forma oblicua muy característica. A fin de que su labor sea más cómoda, el pastor suele utilizar un banco bajo, de tres patas, que ata a su cintura. Ordeñadas las ovejas, el pastor transporta la leche a la cabaña, la filtra a través de un «colador-iragazki», dejándola caer sobre otro recipiente, «abatza», donde se calienta hasta alcanzar la temperatura exacta que tiene cuando está en la ubre, es decir unos 36 º. Las chabolas tenían varios anexos; el «aprisco», «eskorta», donde el pastor recogía las ovejas para el ordeño: la «gausarea» o recinto en el que determinadas noches el pastor guardaba las ovejas. Podían tener también huerta – «baratza» y la leñera- «egurtegia».

ROL DE LAS PERSONAS

Los pastores antiguos vivieron en cuevas y en pequeños asentamientos con chozas al aire libre, que construyeron más frecuentemente en la montaña y en los valles. Actualmente los pastores disponen de vehículos y otros medios para su trabajo, lo que convierte estas construcciones en bien patrimonial de carácter etnográfico. Actualmente la mayoría de las chabolas dispone de agua corriente incluso de placas fotovoltaica. La construcción de chabolas está reglamentada hoy en día. El rebañero debe solicitar permiso al Ayuntamiento para levantar una; los techos se tapaban con tepes y brezo o con losas, «para que nadie se hiciera propietario», pues la teja significaba posesión. Estaba también prohibido cerrar con llave la puerta de la choza.