Fiesta de la Virgen de La Velilla

LOCALIZACIÓN

Campa de la ermita de La Velilla, en Rocamundo (Municipio de Valderredible)

DESCRIPCIÓN

El primer domingo de agosto se rinden honores a la Patrona de Valderredible, en la campa y ermita donde se alberga la imagen de la Virgen de La Velilla, localizada en las proximidades del pueblo valluco de Rocamundo. Declarada Fiesta de Interés Local en su conmemoración del 8 de septiembre. Se celebra una romería en este santuario mariano, con comida romera, acompañado de actuaciones folklóricas y verbena. El edificio de la ermita se caracteriza por poseer un estilo barroco popular montañés (s. XVII). Entre los actos religiosos (misa y procesión) y profanos, destaca la tradicional comida en la campa (degustación de productos alimenticios, parrilladas, otros). Fiesta de carácter culinario y con fuerte componente de comensalismo votivo. Manifestación comunitaria en la que se exterioriza la identidad territorial del valle de Valderredible, por medio entre otros actos de una comida campestre. Fiesta de honda tradición, desde hace algunos años se acompaña la celebración religiosa con la organización de la Feria Alimentaria de Productos de Calidad de Cantabria, organizada por el Ayuntamiento de Valderredible, la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad del Gobierno de Cantabria, a través de la Oficina de Calidad Alimentaria (ODECA), en colaboración con la Cooperativa Valdevelilla, productora de patatas.

ROL DE LAS PERSONAS

La fiesta de la Virgen de La Vellila es un acto de sociabilidad e identidad territorial. La imagen de la Virgen de La Vellilla es un símbolo de unidad y foco de identidad valluca. Cada 8 de septiembre todo el valle se reúne en la campa de la ermita, para entonar el Himno y los Gozos, donde el valle y la Virgen forman un conjunto indivisible. Se ritualiza el acto de la comida comunal integrando una fuerte simbología, catalizando la fusión en un «nosotros» supracomunitario de los pueblos que comparten un mismo territorio devocional y votivo, cíclicamente afianzado en el espacio de la ermita. Un ejercicio de afirmación de la comunidad y una muestra de identidad frente a otros territorios, donde juega un papel el rito del comensalismo («Quienes comen en la misma mesa»), como paréntesis de la vida cotidiana, favoreciendo la cohesión social de la comunidad (se convierten en compañeros -cum panem-).